Iceberg
Enigma
Lo encontraron dormido frente a la puerta de la Casa de España. Hacía treinta grados a la sombra y, sin embargo, el tipo estaba yerto, casi congelado. Cuando se le preguntó por su suerte, dijo que había aspirado a premio, luego a mención y que al final se habría contentado con una palmadita en el hombro, pero fue uno de los seiscientos y tantos descartados. Dijo que aún aspiraba a publicar –la estirpe de los ilusos es persistente– y que si se había quedado dormido ahí frente a esa puerta, como un viejo boxeador, era por falta de promotor. A juzgar por lo raído del manuscrito que le servía de almohada, no debía ser la primera vez que se hallaba en una situación semejante. Por lo demás, el yerto padreautor todavía sonreía, tal vez con la ilusión también raída de que por esos días la Divina Providencia vendría encarnada de ultramar a alguna velada solemne en la histórica Cartagena de Indias donde se celebraba un congreso literario.
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Abril 2018
Edición No.195
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No. 77¿Y al doctor quién lo ronda? Pues lo ronda, entre otras cosas, una peligrosa tentación en la que muchos caen. Ésta es la impresionante crónica de un anestesista que [...]